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viernes, 9 de mayo de 2008

Travesuras de la niña mala



Travesuras de la niña mala
Mario Vargas Llosa
Punto de Lectura


Travesuras de la niña mala es una novela de amor, según Vargas Llosa la primera que escribe.
Es la historia de una relación enfermiza y dolorosa hasta el masoquismo entre un niño bueno, Ricardo y una niña mala, que dura casi cuatro décadas y que tiene como fondo, casi intranscendente, los tumultuosos cambios políticos y sociales de la segunda mitad del siglo XX en lugares como Lima, París, Londres, Tokio o Madrid
Ricardo conoce a la niña mala, que tiene tantos nombres en la novela como vidas diferentes, cuando los dos son adolescentes que viven en el ambiente de la clase alta miraflorina limeña, en la que ella se ha colado con la impostura de ser chilena. Y ahí comienza la sentencia de amor, que como una maldición cae sobre ambos hasta la muerte.
Tras esa primera mentira, la falsa chilenita desaparecerá de la vida de Ricardo. Al pasar el tiempo éste cumple su sueño de vivir en París, consigue trabajo como traductor de la UNESCO y vuelve a encontrar a la joven, con otro nombre y camino de Cuba con intención de convertirse en guerrillera para escapar de la miseria de su condición social y su familia pobre.
La vuelve a encontrar a lo largo de los años, siempre de forma casual, aunque la maestría de Vargas Llosa hace a esas situaciones imposibles como creíbles, en Londres, Tokio y Madrid, que hacen que el amor sea su forma de vida.
Ricardo ha comprendido que en el amor no se puede elegir, en el amor no hay lógica, no hay proporción. Siempre uno ama y el otro se deja querer.
Él perdona siempre, sus mentiras, sus abandonos, sus infidelidades, su eterna lucha por salir de la miseria, esa herencia de su infancia, a la que teme más a que nada en el mundo, pero sobre todo perdona a la niña mala el que no sea capaz de amarle. Sabe que solo le utiliza y cuando no le es útil le abandona y sigue su camino buscando un mejor postor.
En una novela con tanto sexo lo más erótico es el sentimiento. Porque ella ni siquiera es hermosa ya como catira ya como morocha, es pequeña, frágil con esa cintura que se podría abarcar con las dos manos y esa pasividad eterna en la cama, ese egoísmo al placer del otro.
Lo que excita realmente es su inmensa capacidad de provocar el amor en los demás, desde el niño bueno al mafioso japonés o el comandante cubano.
La novela transcurre durante casi cuarenta años y por momentos políticos que cambiaron la historia del mundo, pero estos no pasan de ser algo anecdótico, atrezzo para ambientar el centro absoluto de la novela, que es el amor.
Aunque Vargas Llosa hace que el relato de las maldades (travesuras) de la niña mala sean evidentes, lo hace con tal maestría que se nos cuela la simpatía hacía ella, la comprensión, ver que en realidad es más víctima que verdugo y llegamos a la conclusión, a la que el autor nos quiere llevar, de que nadie es tan bueno ni nadie tan malo.
Porque en la abnegación del amor de Ricardo descubrimos soberbia y egoísmo, maquillados a veces con fortuna, y en las trapacerías de la niña mala percibimos de forma sutil su humanidad que en el dramático final, su última travesura, ya casi anciana, no puede dejarnos indiferentes, ha pasado toda la vida huyendo de la miseria para que ésta le atrape sin remedio.
Travesuras de la niña mala es sin duda una novela de amor y sobre todo es una obra maestra…



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